Me entrevista mi amigo Àngel Rodríguez para la COPE Girona y me da pie a reflexionar sobre porqué el libro electrónico no ha tenido el éxito que se esperaba. No me detengo en niñerías como que a los lectores nos gusta el tacto del papel y el olor de la tinta ni me refugio en el sentimiento apocalíptico; los libros impresos y encuadernados seguirán existiendo y no sólo eso sino que continuarán ostentando la primacía. ¿Por qué? Porque tecnológicamente, el códice es imbatible y superior al rollo. Y no necesariamente un avance tecnológico hacia una etapa superior implica la eliminación de la etapa previa: el bolígrafo fue un invento genial pero no terminó con el lápiz, que por cierto es una maravilla como artefacto tecnológico minimalista. La pluma estilográfica es superior a la pluma de ave, así como el rotring lo es al tiralíneas, pero el rotulador evolucionado se ha impuesto a todos, o así me lo parece, en la medida que ha sintetizado lo mejor de lápiz, bolígrafo y estilográfica.
El ebook fue una buena idea y lo sigue siendo. Pero deberá superar ciertos inconvenientes y evolucionar para poder llegar a imponerse. Estos son algunos de los que yo veo.
EL MIEDO ES UN MAL CONSEJERO Y PERJUDICA A TODOS. Los editores recibieron la llegada del ebook con una mezcla de desconfianza, temor y beligerancia. Han ido publicando libros electrónicos por miedo a quedarse atrás en una evolución cuyo alcance y trayectoria ignoraban. Andaron llevados a rastras y a ciegas, de modo que no pudieron liderar el cambio e influir en él. Faltó pues la figura del editor y el librero como agente activo e inteligente en el proceso de desarrollo inicial del caso, capaz de detectar fallos, percibir oportunidades y aconsejar mejoras.
EL EBOOK ES UN PRODUCTO 1.0 SURGIDO EN EL SENO DE LA WEB 2.0. Esta creo que es una de las claves de la cuestión. En el momento de eclosión de la web 2.0, cuando la red se convierte en una descomunal plataforma de interacciones y relaciones, va y aparece un producto más propio de la web 1.0: no se puede prestar, duplicar o compartir; no se puede integrar en la arquitectura informacional y relacional 2.0; está desprovisto de un ecosistema de usuarios y entusiastas que lo sostenga, lo empuje hacia adelante y cree comunidad en torno suyo. Obsérvese You Tube y el surgimiento de los youtubers y se entenderá lo que quiero decir. El ebook está pìdiendo a gritos un movimiento como el Bookcrossing a su medida.
LO TECNOLÓGICO NO BASTA; LA GENTE ES LO FUNDAMENTAL. La digitalización de un producto no es suficiente en la sociedad red. Es necesario entender que lo tecnológico por si mismo no tiene sentido y que un elemento comunicacional solamente adquiere su verdadera dimensión bajo una consideración sociotécnica. El ebook está falto de comunidad, es un producto abandonado a su suerte, con unos precios todavía absurdos y ofrecido en unos contextos comerciales nada estimulantes. Se echa en falta una dinámica de colaboración de desarrolladores de su programación, estructura y funciones, y una elaboración de talento creativo capaz de hacer surgir elementos complementarios y creadores de comunidad: espacios digitales que complementen o desarrollen los contenidos del ebook, que lo conecten con fondos de conocimientos o grupos de gente que respondan a sus centros de interés.
AÚN NO HEMOS APRENDIDO QUE EL BUEN PAÑO EN EL ARCA NO SE VENDE. Soy un lector voraz y un comprador de libros capaz de arruinar cualquier economía doméstica. Soy asíduo de unas cuantas librerías físicas, tengo la tarjeta de cliente de tres de ellas, recibo sus boletines electrónicos, al mismo tiempo compro en Amazon, tanto en España como en Estados Unidos, y suelo arrastrar mi esqueleto por todo tipo de bibliotecas tanto universitarias como cívicas. Pues puedo decir, sin que se me pueda acusar de enemigo de la causa, que las webs y tiendas online que venden libros son una de las cosas más soporíferas que he visto, y he visto muchas. Los boletines de las librerías que recibo periódicamente por correo electrónico son el ejemplo de lo que nunca debería hacer no ya un técnico en marketing sino un simple vendedor algo espabilado. Meras listas con rankings de libros que se supone que son los más vendidos, con sus caratulitas y unos textitos que parecen –deben de serlo– escritos por estudiantes de filología. Qué aburrimiento. ¿Cómo se va entonces a dinamizar el libro electrónico en semejante contexto, anticuado y abúlico?
LAS LEYES NO AYUDAN PERO TAMPOCO EL SENTIDO COMÚN. Es como si las legislaciones sobre el libro y ciertos aspectos de su comercialización hubiesen conspirado contra el libro electrónico. De hecho, una gran difusión del ebook hubiera debido desembocar en la adaptación de unas y otras medidas a su realidad. El ebook debería contar con un IVA distinto al del libro impreso, y no estoy seguro de que, por su especificidad, debiera aplicársele el precio fijo del libro que rige en nuestro país. El caso es que la edición electrónica de El cafè de la Marina, de Josep Maria de Sagarra, una obra teatral estrenada en 1933 y editada repetidas veces cuesta ¡11,39 euros! Realmente aquí todo el mundo se ha vuelto loco. Mientras, el tribunal supremo de Estados Unidos ha dado la razón a Google respecto a su posición de no pagar derechos por sus reproducciones en Google Books por considerar que ese fondo es un recurso de referencia con valor informativo. Yo me harto de consultarlo para trabajar y para revisar libros que luego muy probablemente compraré. Lo mismo que hago en Amazon de EEUU con su Look inside!: hojeo electrónicamente el libro y luego me lo compro. Los verdaderos lectores no dejamos de comprar libros por haber podido examinarlos antes sino que los adquirimos precisamente por eso. Como Amazon España no ofrece esa posibilidad compro más en Amazon EEUU, quien también me ofrece la descarga gratuita de un fragmento de los ebooks para ver antes de comprar.
Menciono estas cuestiones para mostrar que el ebook se mueve en dinámicas de relación vendedor-cliente-producto diferentes que responden a nuevas realidades. El ebbook necesita ese entorno y esas mentalidades para desarrollarse pero está huérfano de ellas.
EL EBOOK ES UN PRODUCTO INACABADO. Lo que ahora conocemos como libro electrónico y como lector de libros electrónicos son productos que reclaman un desarrollo técnico ulterior. Con el formato actual, a pesar de sus ventajas, está por detrás del libro impreso, si dejamos aparte la cuestión del peso. Poder abrir un libro impreso por cualquiera de sus páginas, al instante, es una realización imbatible. Pero la posibilidad de hacer anotaciones en las páginas del ebook sin estropearlo tampoco es moco de pavo. Hay que trabajar el desarrollo del ebook futuro en muchas direcciones para que lo que el formato actual promete pueda llegar a ser realidad. Y entonces, si esto sucede, deberán ponerse en marcha las fuerzas sociales, comerciales y comunicacionales que le doten de comunidad, difusión y comercialización adecuadas. El verdadero momento del ebook no ha llegado aún; lo que tenemos es un ensayo incompleto que no ha evolucionado.
Escuchar la entrevista en el programa El Mirall (en lengua catalana).